viernes, 27 de abril de 2012


Apúntese a la luna. Aunque no acierte, caerá entre las estrellas”, dice Les Brown, antiguo diputado estatal y hoy popular orador motivacional.
Un gran hombre es un hombrecito que no se dio por vencido”, afirma por su parte Stanley Kresge, eminente filántropo de Detroit.
El uno recomienda apuntar alto; el otro, persistir y ambos principios son básicos para saber cómo hacer que las cosas marchen mejor.
Cuando las cosas no le estén saliendo bien, pregúntese si está pensando en cosas buenas o malas. Es un hecho bien comprobado que existe una fuerte tendencia a que las manifestaciones externas correspondan a los patrones internos de pensamiento. Los pensamientos viven y producen influencia vibratoria.
Salir del Negativismo enfermizo y del menosprecio de sí mismo no se logra rápida ni fácilmente; pero una vez que la persona quiera cambiar, se trace un plan y lo siga con sinceridad, obtendrá los resultados que desea. Las cosas irán mejor porque la persona se está volviendo mejor.
Cuando las cosas no vayan bien para usted, y esté buscando la manera de mejorarlas, hay otro procedimiento que le recomiendo estudiar: Inicie y siga practicando la sorprendente ley de la oferta, que hará milagros en su vida.
La ley de la oferta es uno de los mayores secretos de éxito de cuantos yo he descubierto.
¿Qué es la ley de la oferta? Es la operación del principio de la abundancia a que se refirió Jesucristo cuando dijo: “Yo vine para que tengan vida y para que la tengan en abundancia” (S. Juan 10:10). Se expresa también en S. Lucas 17:21: “El reino de Dios dentro de vosotros está”, que es una referencia a todos los grandes valores y bendiciones de la vida: esperanza, salud, amor, alegría y todas las cosas buenas que nos dio el Creador. De acuerdo con la ley de la oferta, a usted lo busca su propio bien, y seguirá llegándole en abundancia siempre que usted no ataje el flujo con pensamientos y acciones negativas.


Cuando usted se hace verdaderamente creyente y es positivo y comunicativo en su fe, pensando lo mejor, ha-ciendo lo mejor, y siendo lo mejor que pueda, empieza a operar la ley de la oferta generosa.
Mientras hablaba, yo recordé esta significativa referencia a la ley de la oferta en Malaquías 3:10.
Llevad todos los diezmos al tesoro para que haya alimento en mi casa;
Y ponedme así a prueba”,
Dice Jehová de los ejércitos,
A ver si no os abro las esclusas de los cielos y derramo sobre vosotros bendiciones sobreabundantemente”.
El significado original de la palabra abundante era “salido de las olas”; su bien surge en el pleno flujo de la generosidad divina. Cuando las cosas no marchen bien y usted  trate de encontrar la solución del problema, le recomiendo que piense bien en esta manera básica de hacer cambiar la adversidad, la práctica de la ley de la oferta.
La Biblia, en la cual tenemos el uso más perfecto del lenguaje para describir las cosas más grandes, encuentra la dificultad para describir las riquezas que Dios Todopoderoso desea darnos.
El Creador de todas las leyes científicas creó también la ley de la oferta para darnos a nosotros valores maravillosos de su infinita abundancia.
Así, pues parece que cuando las cosas no marchan bien, es porque no estamos en contacto creativo, y para hacer que marchen mejor lo único que tenemos que hacer es establecer una conexión más perfecta con el flujo abundante del bien.
La prosperidad se aparta de las mentes llenas de dudas. Recuerde que la duda tiende a producir resultados dudosos. “Dios ordena todas las cosas para bien que los que lo aman”, nos dice la Biblia (Rom. 8:28)
Recuerde que pensamientos y palabras de escasez tienden a convertir la escasez en realidad. Recuerde también la verdad de que pensamientos y palabras de prosperidad lo impulsan a usted en la dirección de la prosperidad y mayor éxito, porque usted tiende a convertirse en lo que piensa y afirma, ora y visualiza.
Los principios que se esbozan en este libro son verdades demostrables, comprobadas por la experiencia de muchas personas; los que creen en ellos y los han puesto en práctica en situaciones reales, han hallado que sin duda hacen que las cosas marchen mejor, mucho mejor.
Thomas A. Edison también tenía un letrero enmarcado en la pared de su estudio: “Hay una manera mejor de hacer eso. Encuéntrala”. Usted puede hacer mejor su tarea y hacer que las cosas mejoren todo el tiempo.
Pensando en esto y en los hombres y mujeres notables a quienes he conocido, que mejoraron su situación mejorándose a sí mismos, recuerdo siempre el versículo inolvidable del libro de Job: “Si te tornares al Todopoderoso serás edificado” (22:23).
Toda situación externa es reflejo de la condición interna. Cambie usted por dentro, hágase una persona distinta, un hombre nuevo o una mujer nueva, y podrá afrontar y mejorar cualquier situación. Y esto es un hecho, un hecho grande y cierto.